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Este blog esta pensado para publicar algunas historias y cuentos cortos, son recopilaciones, y si es posible, se pondra el nombre y el autor. Si no se encuentra el autor de la obra, sentimos mucho las molestias que pueda ocasionar.
No pretendemos herir los sentimientos de nadie

17/10/07

El Precio de la Nada

Esta es una Historia basada en una verdadera amistad...

Ipsen, era un chico cuya afición fue la de servir al ejercito de la ciudad de Treno. Cuando era pequeño, sus padres lo abandonaron por motivos que el propio Ipsen desconocia, y fue acogido por un noble de la ciudad. Destaco en la geografia y aspiraba a ser un gran explorador, pero lo que sin duda le gustaba, era ser Soldado.

Después de muchos años, Ipsen consiguió ver realizado su sueño: Ser soldado. Protegía con orgullo las murallas de su ciudad, aunque había tenido que dejar atrás a su familia... y eso le entristecía.


Un buen día, por capricho del destino, Ipsen salió de la zona que tenía otorgada y conoció a Colín. Rápidamente se hicieron muy amigos, y desde entonces no se separaron nunca. Colín llevaba unos años más en aquella ciudad, y le encantaba contar historias todo el rato, las cuales Ipsen escuchaba maravillado. No había día en el que Ipsen y Colín no pelearan juntos por su ciudad, y se hicieron muy famosos. De ellos se decía que no había nadie que pudiera derrotarlos si luchaban espada con espada. Tiempos felices vivieron.

Pero la tristeza llamó, de nuevo, a la puerta de Ipsen. Recibió una carta de su hogar, en la que se le pedía que regresara urgentemente. Sin pensarlo, se despidió de sus compañeros y emprendió el viaje de vuelta. Su hogar estaba muy lejos de allí, y el camino estaba lleno de peligros. Largos kilómetros recorrieron Ipsen y Colín, peleando contra todo tipo de bestias, escalando montañas, descendiendo barrancos, nadando ríos, cruzando océanos. Hasta que un día, repentinamente, Ipsen se giró hacia Colín y le dijo:
- Yo estoy buscando mi hogar, por petición urgente de mi familia. ¿Pero tú por qué has venido?
Colín respondió sin dudar ni un instante:
- Porque tú dijiste que te ibas.